sábado, 18 de octubre de 2008

Married with children

De paseo por aguas divididas, una se levanta un día y conoce al señor, y no hablo del señor de los santos cielos ni nada parecido, el nuestro esta en las antípodas de aquel. Dicho sujeto, cumple al menos el diez por ciento de los requisitos que una requiere a cierta edad. Esto es una realidad, a los veinte uno quiere aquello que años después nos hace huir despavoridas. Como cumple el diez por ciento, le ponemos la diez en la espalda, le damos una palmada en el hombro, y cuál Bilardo le espetamos alegremente: campeón a la cancha……..
Y el tipo sale, respirando profundo, dispuesto a llegar intacto al termino del partido.
Supongamos que el señor es fantástico, para realidad la vida, es inteligente, buen mozo, habla como a una le gusta, nos respeta a tal punto que no nos habla utilizando diminutivos, y otras linduras que tanto nos hacen emocionar. El hombre perfecto, salvo por un pequeño detalle, su destino esta atado a otra, que resulta ser por ahora: la esposa. (intuyo que si el tiempo pasa el apodo va mutando, esposa, histérica, neurótica, yegua, cretina, inútil, etc).
Como sobrevivir a este tipo de relaciones? Como ubicarse magistralmente en un costado? Largo camino a seguir, salvo que una este convencida que no nació para aguantar a nadie mas de tres horas, o que guarde la secreta esperanza de que la otra desaparezca del universo entregando su cuerpo a una flota de marines, por que no?.
Acá van unos consejos, que viniendo de quien vienen, no van a servir para nada, pero vale el intento.

Nunca pero nunca usen perfume: esto tiene ventajas y desventajas, la ventaja es que no gastaremos aquel frasco tan preciado, máxime luego del fin del uno al uno. La desventaja que una se sentirá indefectiblemente desnuda. Pero el sujeto estará agradecido por semejante detalle, y atenti cuantos menos problemas tenga el, ustedes no tendrán que cargar con un pelele culposo. Esto aplica también para la caída irrefrenable del pelo, átense esas crenchas!

No llamen: al señor casado mis queridas no se lo llama, para eso esta el MSN, o llamara el. No gastaran en teléfono, esto sumado a lo de los perfumes es casi un negoción. Lo malo que desarrollan la costumbre de pretender que una tenga que estar al salto por el bizcocho cuando el si puede llamar, y que si les pasa algo el se enterara al otro día en el mejor de los casos.

Con el señor casado no se sale mucho: el solo pensar que las tienen que sacar a comer, o ir a un cine los hace hiperventilar. Imaginen tratando de explicarle a ella que la señorita con la cual lo vieron en el cinema recoleta, era su tía abuela Amelia, recién llegada del norte. Lo bueno de esto, es que la relación se torna en un retiro espiritual de dos, sin terceros de por medio. No hay que tolerar amigos, ni familia ni nada, elementos desestabilizantes en todo tipo de relación. Si le da por salir, sepa que será una salida vertiginosa, cual meteoro la subirá al auto, la llevara a comer y cuando usted todavía este con la comida en la boca aterrizara en su casa. Lleve Uvasal y clávese uno antes de la gloriosa salida.

No hay ni habrá horarios. El señor casado sale cuando puede, entre el almuerzo y la primera reunión de la tarde, a las siete de la mañana, porque a esa hora la yegua duerme y no jode con el teléfono, o a última hora cuando el señor termino su trabajo, es recomendable tener un trabajo que nos permita manejar horarios. Aunque pensándolo bien, difícil que el pirata promedio se busque una empleada municipal como amante.

Compren lencería: el no tiene tiempo para andar mirando ropa, entre ir a buscarnos y asistir a la reunión de colegio de sus vástagos, le quedan dos horas. Solo puede quitarnos la ropa rápidamente y abocarse a lo que vino a hacer. No gasten en pantalones, polleras, remeras, o foulards. El tipo va directo al grano y para los otros menesteres ya la tiene a la yegua que le revienta la tarjeta en el shopping y le ha creado a ese pobre cristo una aversión natural a los trapos femeninos.

Nunca pero nunca y desde el principio, pregunten por ella: ella no nos interesa, que se arregle como pueda, no es nuestro tema, no abran esa puerta jamás. Si el toca el tema, hablen del tiempo, del estado de los caminos, de cualquier cosa, pero jamás de alguien que no existe para nosotras.

Al señor casado no se le hace el coaching: para eso esta ella, una no esta para escuchar sus problemas o sus cuestiones. El no nos mantiene, no es nuestra pareja, así que nosotras no contenemos, contiene la otra que es a la que le paga los impuestos, y le sube las bolsas del super.

Descárguese no se guarde nada. El tipo no la va a elegir a una, así que para que andar haciéndose la comprensiva o diciendo cosas que una no siente? No piense las cosas mil veces, espétele de una lo que piensa, es liberador!

Limpiense seguido el oído, o vayan a un otorrino: el tipo si te llama de noche, te susurra para que la susodicha no escuche. En vano tratar de entender algo de esa charla, digan, ajam, si, claro, yo también de vez en cuando y solucionado el problema. No suelen llamar desde la casa, salvo cuando larga Tinelli con sus locos programas. Ellas suelen mirar ese tipo de cosas y el tipo tiene tiempo de realizar sus furtivos llamados. Así que un mes antes de que Tinelli nos inunde la pantalla con sus bailando, patinando y demases, vayan al otorrino.

Aprovechen el fin de semana: el señor estará ocupado, haciéndole las compras, el asado, acarreando a su prole, y usted usara ese tiempo en beneficio propio. Ensaye mascaras de pepinos, píntese el pelo de violeta, córtese las uñas en forma de prisma, algo que la mantenga ocupada porque son los días donde una se cuestiona darle una patada en el culo. Sino salga a otear el panorama, a ver que hay más allá, circule, circule, ya lo dijo la autoridad.

No sienta culpa tontita: en las bases fundamentalistas de la doctrina judeo cristiana, en ningún momento nos prohíben desear al hombre de tu prójima. Ellos no pueden, nosotras si. Máxime si vivimos en un país con escasos ejemplares masculinos. Por otra parte no tenemos la culpa si estas zanguangas no se deciden a hacerlo rotar, como bien hizo una con el propio, a fin de compartir con su género.

Paciencia, mucha paciencia. No será lo ideal pero una disfruta de momentos cortos pero intensos, y muchas veces el amor se transforma en complicidad.